viernes, 9 de diciembre de 2011

Tres sesenta.

Días y días habían pasado desde aquellos 360º al Moncayo. Días seguían pasando, y las longanizas no iban llegando.
Seguir una ruta tomo una decisión. Avisar a unos cuantos amigos moteros con ganas de hacer kilómetros sin importar la estación del año, con ganas de pasarlo bien, y como no, de comernos juntos unos huevos con....!!!!
Siete personas, lugares dispares, carreteras comarcales, gravilla, hojas caídas, humedad y curvas, muchas curvas para retomar la vuelta al Moncayo. Desconocida para todos, salvo para el guía.
Comenzamos la tarde del sábado dando una vuelta a la comarca para que la conocieran los visitantes.
El balcón del Buste
Las curvas de subida a la Misericordia desde Borja hacia El Buste, bajada a Tarazona, ir a Grisel y La Diezma para acudir a Vera de Moncayo fue la ruta elegida para el sábado por la tarde.
Atardeciendo en el Moncayo desde La Diezma ( Grisel)

Estuvimos en el camping de Vera, echando unas cervecitas y viendo la escasa afluencia de moteros en su primera reunión invernal, y nos fuimos a cenar al bar La Piedra, para recogernos pronto en casa para la vuelta del día siguiente, aunque alguno se le hizo un poco tarde, intentando dar la luz.
La mañana empezaba fresquica, pero las ganas de rodar y tomar un café nos hizo salir a las 9 para ir hasta Fuendejalón, y de ahí pasando el puerto de la Carrasca llegar a Tierga para almorzar como es debido.
Tras esa fantástica faena, nos dirigimos hacia Nigüella, Chodes y Morata de Jalón, para seguir hasta Saviñan. Este tramo hasta Calatayud es sencillamente impresionante. Un valle precioso, con buen asfalto y un montón de curvas. Hay que tener mucho cuidado en esta época, ya que las hojas mojadas y las zonas ombrías, no dan tregua, además es una carretera sin arcén ni linea que divida los carriles. Pero aún así, totalmente recomendable para circular con cualquier tipo de moto.
Este tramo, lo volvimos a hacer de vuelta, por dos razones; una por su belleza, y otra, porque la ruta consistía en dar la vuelta al Moncayo y me había extendido un poco para enseñar este paraje.
Paramos en Embid de la Rivera para tomar un tentempié, y luego por Jarque de Moncayo cogimos el cruce de Oseja para adentrarnos en otro bello barranco que nos acercaba a Calcena. Purujosa, Beratón, La Cueva de Agreda, Olvega, Agreda, Vozmediano y las faldas del Moncayo nos devolvía a Alcalá del Moncayo sin ningún incidente de relebancia.
Salvo esta broma reflejada en la foto y la caída en parado de alguno.
Así, desde seguir una ruta, no perdimos de vista  a ese monte, a su altura, a su belleza. Como él, que no nos perdió de vista, para guiarnos y cuidarnos en todo momento.
Habíamos completado la antigua tres sesenta conocida por pocos, recorrida por algunos, esperando a muchos.
Salu2222
El Calaveras




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