lunes, 4 de agosto de 2014

104 Kilómetros andando o quizás más.

Muchos retos, muchas metas, muchos finales, y todo, ¿para qué?
Vencidos y vencedores.
Escucho en estos momentos a Adele, "Someone like you".
Quizás las paranoias vengan por el fruto del cansancio, quizás por la locura, pero los pensamientos corren por la cabeza como el aire por la dehesa, por esos campos que anocheciendo nos acercaban a Borobía.
Esta vez, el pensamiento de hacer los 104 kilómetros andando de la Calcenada, nos pudo y sin ninguna duda nos apuntamos y aquí estábamos andando ya por la provincia de Soria, encorriendo al sol para que se acostara por el poniente.
Nuestras metas más cercanas, para poder engañar a la mente, eran los avituallamientos más completos que cada 20km +/- teníamos. Allí la organización nos llevaban nuestras mochilas con todo tipo de complementos que previamente habíamos rellenado en nuestras mochilas. Ropa seca, calcetines, camisetas, calzado, etc,etc.
Borobía, Aldehuela, Lituénigo, Lítago y Talamantes.
En todos ellos los voluntarios nos ofrecían sus viandas y sus sonrisas, incluso el mejor "heavy metal" para amenizar las horas nocturnas que nos hacían sufrir de lo lindo. Terreno pedregoso, y falta de iluminación hizo que una caída imprevista nos ralentizara el ritmo, pero llenos de moratones y doloridos continuamos hacía nuestro próximo destino, esta vez Lituénigo.
Era tarde, o pronto, según se vivan las horas del reloj, pero la charrada y las ganas por seguir continuábamos hacía Lítago a por un avituallamiento más que merecido.
Comenzaba nuestra peor pesadilla, y creo que como a nosotros a todos los participantes, empezabamos el peor tramo del recorrido. No por la dureza, no por las vistas, pero sí por el asfalto.
Un amanecer precioso y fresco nos daba fuerza para continuar nuestra ruta, menos mal.
Un Moncayo solitario nos acompañaba haya donde íbamos, nos acompañaba en cada paso, en cada momento, nos soplaba y acariciaba en cada momento, pero se durmió en el tramo mas duro y oscuro.
El tramo interminable de asfalto.
Lítago, Añón, Alcala y Talamantes.
Muchos kilómetros que no merecen estar en una prueba tan chula. Hasta el Moncayo se acostaba y nos dejaba de lado.
Los que conocemos la zona, podríamos hacer ese tramo sin pisar una gota de asfalto. Por parajes preciosos, sendas alucinantes y caminos sombríos, pero no entiendo que esta prueba no mejore estos recorridos.
Así por fin llegamos a Talamantes, localidad con un encanto especial y unos vecinos maravillosos que nos daban el último aliento para poder llegar a Calcena.
La ultima dificultad que nos quedaba era la subida al Collado de Valdelubia para luego bajar a Valdeplata y por el sendero que va paralelo al río  llegar por fin al destino.
La llegada a Calcena fue como casi toda la prueba, solitaria.
Nada de aplausos, nada de saltos y alegría, más bien diría que indiferencia.
Es verdad que no es una prueba competitiva, no hay premios.
Ni vencidos ni vencedores.
Pero si somos personas que haciendo un gran esfuerzo, andando o corriendo o en bici o en caballo 104k( o quizás más) sufriendo la lluvia, el granizo, la soledad y el sueño hacen posible la sonrisa de un pueblo y de una comarca. Y que si no fuera por esas personas, pruebas como esta no se llevarían acabo.
Desde Seguir una ruta me enorgullezco de haber participado en esta prueba y doy mi más sincera enhorabuena al esfuerzo de toda la organización y voluntariado de la prueba.
Espero volver hacerla alguna que otra vez, aunque hoy de momento sólo me pide el cuerpo descansar.

Salu222
El calaveras

4 comentarios:

  1. Lástima que no tenga más reconocimiento, es una zona muy bonita. Y enhorabuena por acabarla, a pesar de todos los percances!

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  2. Gracias a vosotros, sólo nos falta hacer una conjunta!!

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  3. Muy buena crónica, estoy desacuerdo contigo en todo....
    Yo la hice en bici!!!!
    Saludos

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