VII Ruta de los Penitentes. Una de cal y otra de arena.

Otro año mas comenzaba una peregrinación hacía la Ruta de los Penitentes.
Era sábado, y empezaba a cruzarse el día, ya que desde el Moncayo maño salíamos con el mono de agua puesto. Esto no se que tiene, pero molesta salir así de arropado, si te coge la lluvia en viaje da igual, pero salir de casa forrado como las cebollas no me gusta nada.

Así desde seguir una ruta, nos acercábamos a la capital de Aragón y seguir hasta Alfajarin donde había quedado con mi amigo José Luis.
Tras comer con varios buenos amigos, arrancamos hacía Huesca que esté año era el lugar de reunión para comenzar dicho evento.
Motos y mas motos íbamos llegando de diferentes zonas del país.
Ya en el trayecto hacía Huesca, tenemos que pararnos por varios motivos. Uno la lluvia ( vuelta con el mono de agua) y otro un problema eléctrico en la Honda CBF del colega.

Tras la inscripción y la cervecita de bienvenida que nunca invita nadie, nos fuimos a buscar algún taller, pero en Huesca no debe haber talleres de motos ni mucha ilusión por este deporte, porque no encontramos nada.
Así que tuvimos que movilizar  a familiares y amigos para que comprasen una batería en Zaragoza y nos la trajesen hasta Huesca.

Finalmente, tras muchos nervios, algunas cervezas en la barriga y mucha agua que estaba cayendo, nos fuimos hasta Plasencia del Monte a cenar e intentar dormir algo para arreglar la moto y empezar el domingo con buen píe.
Una cadena sucesiva de errores no puede llevar mas que a un buen final erróneo.
A la mañana no iba nada de la moto, pues la batería estaba descargada. Así que me despide mi amigo diciendome que me vaya solo a la ruta, que en esas condiciones no se atreve a salir. Muy a mi pesar me voy, llego al Palacio de Congresos y hay estábamos todos esperando el banderazo de salida.
Por fin comienza la ruta. Eran las 7,10 h. de la mañana.
Muchos grupos, muchos tramos y carreteras, casi todas ellas conocidas. Tramos aburridos, otros flipantes.
Huesca, Barbastro y hasta Graus era una carretera sin más, una nacional para acercarnos a carreteras de montaña, que por la humedad, la frescura de las primeras horas del día y las piedras caídas no convenía llevar prisa.

Pont de Suert, La Pobla de Segur, Tremp, Isona me hacen llegar a Boixols donde cogemos fuerzas la moto y yo, ya que la falta de almuerzo hace que el reloj estomacal no paré de chirriar.

Ya con otra cara y habiendo engrasado el reloj, nos adentramos en un valle chulisimo y desconocido que nos lleva al Coll de Nargo. Aquí unos turistas franceses me decían "que los moteros locos". Opiniones, nada mas. De aquí nos tocaba un tramo realmente aburrido, con mucho tráfico y lleno de radares, mossos, picoletos, nacionales, vamos que si se hubiera podido quitar estos kilómetros hubieran sido genial.
 Llegábamos a Puigcerda donde nos esperaba el deseado tentempié.
Poco rato estuve, ya que el entretenerse mucho amplia las horas de ruta. Al ir solo, el viento y los Barricada como únicos compañeros de viaje, hacía que me cundieran los kilómetros.
Las únicas paradas eran para hacer alguna foto y estirar un poco los músculos.

Así Enveitg, Porta, Soldeu, Ax-les-Thermes, Tarascon, Massat y St. Girons me iban enseñando las cumbres nevadas, las nubes cerradas e incluso me iba adelantando el cambio de tiempo y condiciones climatológicas nefastas que me iba a encontrar.

Paisajes pirenaicos llenos de belleza, multitud de tonalidades verdes e infinidad de colores de distintas flores  me hacían que me olvidara del cansancio y la durísima ruta que estaba haciendo.
Moulins, Aspet. St.Beat, Melles, St.Aventin, St.Lary-Soulan y túnel de Bielsa.
Este tramo un poco lioso, me llevo a cometer un error de orientación y aunque no hice muchos kilómetros de mas, si que perdí un punto de control.
Llegando a la entrada del túnel comenzaba a nevar. Pobrecicos los que venían por detrás, que se les pondría peor la situación.

Pero la verdad aún no me había puesto el mono de agua, ya que el semáforo en verde nos adentraba al interior de la tierra para despedir Francia. Aquí me junté con un grupo de Bilbo, que mas tarde pararon a repostar.
L´Ainsa y Boltaña me conducían a tramitar el puerto del Serrablo, donde por fin el diluvio universal me hizo ponerme el mono de agua y no dejarlo hasta el final.
No se a que hora habrá llegado el ultimo pero horas y cansancio tendrá a tope.
Llegué sobre las 19,30h., pero aquí no quedaba todo.
Que hacía solo en Huesca si hasta las 22h no era la cena.
 Decido volver a mi casa, al Moncayo maño.
Por Ayerbe, Valpalmas, Ejea de los Caballeros, Tudela y Tarazona me devolvía a las faldas del Moncayo.
En total 1172km, pero solo el domingo 936 de duras carreteras, aburridas nacionales, climatología adversa, pero con la sonrisa en la cara del día tan estupendo que había pasado encima de la moto.
Todo esto había sido lo mejor.
Pero me queda poner la nota negativa a la organización.
 Este año no había desayuno, y no se el porque. La inscripción mas cara que el año pasado, y sin embargo menos servicios. Así ya podemos salir de la crisis, que rápido aprenden algunos a seguir los deshonestos pasos de los bancos.
En fin, me desconsuela que ciertos grupos moteros nos hagan llevar la mala fama por el resto del mundo, debido a sus malas organizaciones y diferentes pufos que van dejando por muchos sitios.
Ellos sabrán.

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El calaveras